Hugo se distrae incluso con el sonido de las manecillas del reloj. De hecho, pasa tanto tiempo en la inopia que parece un pelón bobo. Y el hecho de que haya suspendido ya tres veces el mismo control no ayuda, que digamos. Así que cuando lo castigan a la Sala de Estudio, ese sitio adonde solo van los peores de los peores, sabe que no puede quejarse.
Pero lo que no se espera es toparse allí con Gala, la chica más friki del cole, una obsesa de la robótica y un genio de la programación, discutiendo con el nuevo profe con pinta de pringao.
Y todavía se espera menos verse involucrado en la batalla campal que han liado por culpa de un aparatejo con una pinta muy rara que Gala acaba de construir.
Pero lo que seguro seguro que no espera es que ese robot les mande a los tres a la Edad Media...
¡Que alguien arregle a ese robot!
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