Bice se ve obligada a huir de su casa y va a parar a un parque desierto. Es casi de noche y un ladrón intenta apoderarse de su mochila.

El bueno de don Bepo, ventrílocuo, se siente viejo y cansado. Coge a Ruperto, su muñeco y se retira a su pueblo. Una vez allí... ¿Para qué le vale ya Ruperto? Y va y lo planta en mitad de la huerta como espantapájaros. Al menos, que aleje a esos condenados gorriones que se están comiendo la cosecha. Pero... ya, ya... ¡Bueno es Ruperto para quedarse quieto! Y se lanza a correr mundo, a buscar aventuras...

Cuando nace Anna, el rey, para protegerla, decide que su hija nunca saldrá del castillo. La princesa crece sin saber qué hay más allá del muro. Pero un día, muchos, muchos años después, descubre el secreto. Y ese día...

Algo inaudito está ocurriendo en la costa de Murcia. En el horizonte de las islas Hormigas aparece la figura del Sirio, un trasanlántico naufragado cien años antes. El farero Acosta sabe que ya no podrá posponer por más tiempo su promesa. ¿Hasta qué punto se mezclan la realidad con sus recuerdos? Un increíble libro que muestra la dureza de la emigración.

Bruno, con nueve años descubrirá el horror de la guerra pese al continuo esfuerzo de su padre porque no se interese acerca de lo que ocurre fuera de la casa. Al fin y al cabo, pasa todos sus ratos libres sin amigos. El hecho de vivir en una casa de tres plantas le parece aburrido, ya que estaba acostumbrado a habitar una vieja mansión de cinco plantas por la que podía explorar libremente (el juego favorito de Bruno). Desde la ventana de su dormitorio, Bruno ve una valla tras la cual hay muchas personas vestidas con pijamas de rayas.