
El príncipe deseaba casarse más que ninguna otra cosa en el mundo, aunque para ello tenía que encontrar a una auténtica princesa.
Ver FichaEl príncipe deseaba casarse más que ninguna otra cosa en el mundo, aunque para ello tenía que encontrar a una auténtica princesa.
Ver FichaGreta, la princesa duende, quiere tener los poderes mágicos de la reina duende. Lin le concede el deseo a Greta, ¡pero la princesa causa muchos problemas en el bosque Titilante! ¿Podrán Lin y los otros unicornios usar su imaginación para solucionarlos?
Ver FichaSe está terminando el curso y la princesa Emily está inquieta: ¿tendrá todos los puntos-tiara necesarios para obtener la banda de plata? ¿La invitarán al baile plateado? ¿O quizá la horrible princesa Diamonde, que no cree en los deseos ni en las estrellas fugaces, lo estropeará todo?
Ver FichaLa princesa Sara no quiere ir al cole. Prefiere aprenderse las lecciones... ¡a base de inyecciones!
Ver FichaCuentan que en las noches de luna llena, se puede ver a una doncella de lisos y dorados cabellos vagando por los pantanos...
Ver FichaKatie y sus amigas de la Academia de las Princesas tienen hoy clase de Deseos y están emocionadas a más no poder. Pero ¿sabrán emplear sus deseos para ganar puntos en la Competición de la Tiara?¿Y podrán ir al desfile en la deslumbrante carroza? Quizá sí, aunque... ¡la horrible princesa Perfectia no se va a cruzar de brazos!
Ver FichaLa princesa Listilla no quiere casarse con un príncipe. Quiere vivir a su aire, con sus mascotas y haciendo lo que le dé la gana. Por eso, cuando sus padres los reyes, le dicen que tiene que escoger marido, pide a cada pretendiente algo que sabe que no logrará. Hasta que un día aparece un príncipe que consigue superar todas las pruebas. Pero ¿qué creéis que hace la princesa?
Ver FichaEl libro, basado en una leyenda japonesa y magistralmente ilustrado por Philip Giordano, cuenta la historia de amor imposible entre la princesa Noche Resplandeciente y el emperador de Japón. Y cómo de ese amor imposible surgió el Monte Fuji.
Ver FichaLa princesa no hacía más que bostezar y, como los bostezos son tan contagiosos, todo el palacio andaba con la boca abierta: el rey, la reina, los ministros..., hasta el gato y el perro del jardinero bostezaban. El rey trataba de contentar a su hija con todo lo que tenía a su alcance, pero sus intentos eran inútiles. Un día, mientras paseaba por los jardines, el hijo de un criado de palacio se acercó a la princesa y...
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