
Soñar en noches de luna, trae fortuna. Podéis pedir tres deseos, decía el misterioso papel que se coló por la chimenea, justo cuando dos viejecitos estaban asando un pedazo de pan. Dentaduras de oro, trajes elegantes, un palacio de diamantes... ¡Qué difícil escoger...! Entonces la viejecita pensó que con un chorizo metido en el pan, pensaría mejor. Y, de repente... zas!, se le apareció un chorizo. Acababa de malgastar su primer deseo!
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