Es el primer día de vacaciones. Muy de mañana, Paul sale de casa en busca de aventuras. Pero ¡nunca podría haberse imaginado que se iba a encontrar con un verdadero capitán pirata! Y Paul se convierte en el segundo de a bordo. ¡Su ayudante para preparar el viaje alrededor del mundo!

Hacía años que Pistolete se había llevado a la infeliz Floripondia en el Salmonete I. Pero un día llegó una paloma con un mensaje en su pico. ¡Floripondía estaba viva! Aunque no por mucho tiempo... Los guerreros de la tribu de los tragaldabas pretendían comérsela. Sin pensar ni un segundo, el pirata Garrapata se hizo a la mar, rumbo a África. En el continente africano Garrapata y su tripulación tuvieron que enfrentarse con un sinfín de problemas: tribus enemigas, hechiceros comediantes, negreros insaciables... Hasta que, por fin, lograron salvar a la dama.

Garrapata y Carafoca andan perdidos por el túnel del tiempo y cuando por fin logran salir, se encuentran nada más y nada menos que en la China, en el 246 antes de Cristo, año en el que gobernaba el terrible emperador Shi Hoang Ti...

Persiguiendo al malvado Comadreja, que ha secuestrado a la preciosa Floripondia, el barco del pirata Garrapata es engullido por un remolino y va a parar nada más y nada menos que ¡a la India del siglo XIV!

Da la casualidad de que Garrapata está subido sobre el hombro de la estatua del dios Amón Ra cuando le toca el famoso rayo de sol. El pirata será el próximo faraón de Egipto. De la impresión, Garrapata se cae al suelo y, cuando vuelve en sí, su mente ha retrocedido hasta la época de Tutankamón... Menos mal que se encuentra con su compañero Carafoca en plena construcción de una pirámide. Ambos huyen y van a parar a la corte de Akhenatón, padre de Tutankamón que, increíblemente, tiene un gran parecido físico con Garrapata. Los sumos sacerdotes envenenan al faraón. Garrapata, para que no se salgan con la suya, se hace pasar por el faraón. Así, encuentra a Floripondia y huyen los tres antes de que los descubran los sacerdotes.