Juan y su familia están atrapados en su casa por una tormenta de nieve. Se han quedado ya sin comida y para sobrevivir, la madre cocina las botas, las sillas, los armarios, los juguetes... Incluso cocina un puzzle de 200 piezas que, excepto Juan, comen todos, incluso el gato. Al poco rato empiezan a encontrase mal, tan mal que se convierten en puzzles: primero se vuelven planos, luego aparecen las típicas marcas que separan las piezas en un puzzle montado y, al final, caen al suelo formando un montoncito de piezas de puzzle. Sólo Juan se ha librado de tener esta rara enfermedad: puzzlitis. Así que es él quien les lleva al doctor a pesar de la tormenta de nieve.

¿Puede una madre despedir a su hijo? Pues eso es lo que le ha ocurrido a Miguel por desordenado, por desobediente, por travieso, por su falta de interés por los estudios...Transcurrido el plazo de 30 días que le han dado, e incapaz de enmendar su comportamiento, ha de abandonar su casa. Sí,su madre le ha despedido.

Sión es un niño marroquí que emigró a Israel y que vive en un ambiente muy conflictivo. Por indicación de la asistente social, Sión va a vivir a casa de la señora Sharoni. Ella les pide a su hijo y a Sión que escriban un diario. Allí Sión cuenta cómo era su anterior vida en Beit Shean: sus amigos, su padre, que está en la cárcel, su abuela... Sión era muy feliz, a pesar de su difícil situación económica. Ahora no le falta nada, pero no es feliz. Un día se escapa. Conoce a Batia, con la que entabla una profunda amistad.

A la familia va a llegar un bebé. La princesa prefiere una hermana, pero aprende que no siempre se puede tener lo que se quiere.

Todos dicen que Ramón está enamorado de Patricia pero Ramón se encoge de hombros, porque no lo sabe. ¿Estará enamorado? Él tiene seis años y eso del amor es muy complicado.