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Don Caballito de mar

Queridos amigos: la mayoría de los peces, una vez que la madre ha expulsado los huevos y que el padre los ha fecundado, los dejan abandonados a su suerte. Sin embargo hay excepciones, a veces uno de los progenitores cuida de los huevos, y hay especies como el caballito de mar, el pez espinoso, la tilapia, el kurtus, el pez-flauta, el tiburón-toro, y algún otro en que sorprendentemente es el padre el que se encarga de ellos. Puede parecer raro pero es cierto.

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El bellaco durmiente

Elia y su hermano siempre escuchan las historias que su abuela les cuenta antes de dormirse, como aquella que trata de lo que le ocurrió a su padre cuando era niño: un buen día, decidió vivir con los ojos cerrados. Así iba por todas partes, incluso a la escuela. Nada ni nadie conseguían que los abriera. Sólo fue eficaz la ayuda de un buen amigo.

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El monstruo de las profundidades

Las princesas dragón tienen una aventura que consiste en rescatar a los padres de Rosko y Lilia. Cuando están en el mar se convierten en animales marinos y es cuando empieza su aventura. No es fácil conseguirlo, se encuentran a un brujo malvado, llamado Kanak. éste quiere conseguir el huevo de dragón negro. Después de las dificultades que han tenido veremos quién les ayuda y quién no y si son amigas o traidoras.

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Pirulí

El zorrito Pirulí, tan guapo, tan elegante, está encantado de ir a la ciudad; pero en la heladería se despista y desaparece sin más. Su pobre madre no sabe qué hacer para encontrarlo. Pregunta a una paloma, un águila, un ratoncillo, un búho y una tortuga, ¡y no hay manera! Nadie ha visto a un zorrito tan maravilloso, tan distinguido, tan perfecto.

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Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera

Maribel, madre de Renata, quiere que su hija sea alguien importante en la vida. Por eso la inscribe en cuantas actividades extraescolares considera fundamentales para su formación: solfeo, piano, inglés, ballet... Renata está tan ocupada que apenas tiene tiempo de jugar con sus amigos, y especialmente con Loles, una niña que Maribel no ve con buenos ojos y de la que intenta apartar a su hija para que no pierda el tiempo jugando. Cuando Renata empieza a hacer papiroflexia por las noches, sonámbula, sus padres la llevarán al psicólogo. Resulta que la niña hace por la noche lo que no puede por el día: jugar. Maribel tendrá entonces una reveladora conversación con el padre de Loles, y se dará cuenta de lo realmente importante que es jugar en la infancia. Decidirá recuperar el tiempo perdido y, además, darle a Renata un hermanito con el que pueda compartir sus juegos.

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