Ficha Libro


Contra el doctor Lecter

¡Somos Monday y May! Aquí en Pepperstone, Texas, rodeados de cactus y vacas, nuestras aventuras están en boca de todo el mundo. ¿No nos conocéis? ¡Con la inestimable ayuda de nuestros mejores amigos, Hill y Vito, resolvemos los casos más locos! El instituto al que asisten Monday y May Ocean se convierte en el centro piloto de una reforma educativa a todas luces horrible . El doctor Lecter, el director, y el delegado Boilt llevan a cabo una serie de cambios esperpénticos que convierten el instituto en un lugar donde no solo no se aprende nada sino que, además, se suspende todo. Monday y May, tras unos momentos de diversión y perplejidad, deciden organizarse contra la reforma. Pero las cosas se complican y los hermanos tendrán que echar mano de toda su astucia para resolver el enorme enredo.

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Cosas que a veces pasan

Pequeñas historias ilustradas, en las que animales y especialmente los objetos que te rodean cada día, cobran vida y personalidad. Historias con un toque surrealista, divertidas y fáciles de entender. Cuentos que despiertan la imaginación: globos que se enamoran, televisores que hablan, sillas que hacen carreras, lámparas lectoras, almohadas amistosas o perros que hablan con la luna.

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Crimen en los fiordos

Época de vacaciones: los primos Mistery disfrutan de un crucero a bordo del King Arthur, un transatlántico de lujo..., pero el crimen no descansa nunca! Envueltos en un juego de espías, Agatha y sus compañeros tienen que recuperar un documento secreto y capturar a un asesino muy difícil de coger. Todo ello sin que sospeche el tío Samuel... el entrometido padre de Larry.

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Cuatro cuentos rusos

Cuando Anatoli salió hacia el espacio no pensó que se iba a encontrar a Gretzen Grotzen. Ni que de tanto darle palique a nueva amiga se le iba a enfriar la sopa un pelín más de la cuenta. Ni que Olegario Bedemille acabaría haciendo una película de su aventura espacial. Ni mucho menos que tendría un éxito espectacular.

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Cucho

Cucho y don Antonio se instalaron en la calle y empezaron a pasar la gorra. ¡Qué éxito! La gente se paraba no sólo para oír la música, sino para admirar a don Antonio. Y es que entre el uniforme de fantasía y el turbante de lana que le había puesto Cucho, estaba graciosísimo.

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